Furia K con Alberto Fernández por hablar de la corrupción de Cristina: no lo quieren en la Plaza el 25 de Mayo
La tensión entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner nunca cedió. Ni siquiera desde que el Presidente se corrió de la contienda electoral y desistió también en liderar la estrategia de cara a las PASO. La vice nunca demostró interés en retomar el diálogo y tampoco se hizo eco sobre la necesidad de una reunión entre ambos que pretendió instalar un sector del oficialismo para cerrar la interna. Y las declaraciones de este domingo de Fernández exacerbaron el malestar del kirchnerismo duro, donde dejaron saber que no lo querían en la Plaza de Mayo, en el acto del 25 de Mayo.
Con todo, el jefe de Estado no tiene pensado ir y aseguran cerca suyo que «nunca» estuvo previsto, a pesar de que el viernes había convocado «a todas y todos» a sumarse al homenaje a Néstor Kirchner, a 20 años de su asunción.
El Presidente volvió a hablar sobre la corrupción K en el período 2003-2015 y señaló como una «imprudencia ética muy grave» que Cristina haya «firmado acuerdos» con Lázaro Báez, condenado por lavado de dinero y también considerado partícipe necesario del delito de administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública en la Causa Vialidad Nacional.
«Alguna gente puede decir que fue una imprudencia ética muy grave haber firmado acuerdos con alguien a quien conocían de antes, devenido en empresario vinculado a la obra pública. Pero los descuidos éticos graves que algunos puedan señalar no siempre son delitos», dijo en una entrevista con elDiarioAR. Fue cuando le consultaron si no percibía «en la relación de Cristina con ciertos empresarios una grave invalidación de su figura política»,
«Alberto la defendió. Dijo que de ninguna manera considera que fuera corrupta, no se puede mal interpretar siempre todo», explicaron, con cierto fastidio, cerca del mandatario. Lo curioso es que, en efecto, la frase pareció pretender una defensa de Cristina, pero incluyó un análisis similar a los que Fernández solía hacer cuando todavía no se había reconciliado con la vice, antes de ser su elegido para la Presidencia. «Los descuidos éticos graves que algunos puedan señalar no siempre son delitos, por eso me parece que hay que hacer la diferencia. Finalmente, no hay una ética única (…) Vos podés juzgar, desde tu mirada, que éticamente eso es cuestionable y tal vez alguna razón te quepa, pero de ahí a decir que eso es un delito, de ahí a decir que Cristina es corrupta, hay una distancia enorme», completó el jefe de Estado en el reportaje.
El problema es que también incluyó cuestionamientos políticos. Al insistir en el que al peronismo «hay que democratizarlo de una vez y para siempre» y «dejar que la gente vote» para definir el candidato a presidente en las PASO, se diferenció del liderazgo de Cristina. «No creo que el peronismo pueda seguir siendo personalista, verticalista y todas las cosas que fue cuando Perón vivía. Habrá gente con más capacidad de liderazgo, habrá gente con mucho carisma, pero no son Perón», remarcó.
En el kirchnerismo las declaraciones empezaron a circular recién avanzada la tarde del domingo. Por la noche, mientras en La Cámpora habían voces muy duras contra el Presidente, en el cristinismo analizaban salir a responderle y advertían que «ni se le ocurra» estar presente en la Plaza de Mayo, en el acto que tendrá como oradora excluyente a Cristina. «No le conviene venir… Después de todas las barbaridades que hizo y que dijo, nadie puede asegurar que no lo vayan a silbar», fue la devolución sutil que hizo un dirigente de confianza de la vice.